17 de noviembre de 2007

-Quedamos en hablar del amor – dije - . No podemos seguir eludiendo el asunto. Tú sabes como he pasado estos días. Por mi, este tema no habría surgido. Pero ya que se presento, no puedo dejar de pensar en él. -Amar es peligroso.- -Sé de eso –respondí- Ya conocí el amor. Amar es como una droga. Al principio hay una sensación de euforia, de entrega total. Después, al día siguiente, quieres más. Todavía no te has enviciado, pero te ha gustado la sensación, y te parece que puedes mantenerla bajo control. Piensas en la persona amada durante dos minutos y la olvidas durante tres horas. Pero, al poco tiempo te acostumbras a esa persona, y pasas a depender totalmente de ella. Entonces piensas en ella durantes tres horas y la olvidas solo dos minutos. Si no esta cerca, experimentas las mismas sensaciones que los viciosos cuando no consiguen droga. En ese momento, así como los viciosos roban y se humillan para conseguir lo que necesitan, estas dispuesto a hacer cualquier cosa por el amor. - Que ejemplo tan horrible – dijo él. - Era realmente un ejemplo horrible, pero era verdad. Si él había dado tantos pasos por culpa del amor, necesitaba conocer los riesgos. - Por eso, solo debemos amar a que podemos tener cerca – Concluí-. El se quedo un largo rato mirando la niebla. Parecía que ya no volvería a pedir que navegásemos por las peligrosas aguas de una conversación sobre el amor. Yo estaba actuando con dureza, pero no había alternativa. A orillas del Rio Piedra me sente y lloré - Paulo Coelho.

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