14 de octubre de 2007

Un amor más allá del amor,
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro de la soledad y de la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos o para no estarlo pero también para todas las posiciones intermedias. Un amor como abrir los ojos. Y quizá también como cerrarlos.

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